Tecnificar la agricultura, medida para proteger el agua
El agua, al ser fundamental para el crecimiento y la reproducción de vida en el planeta, es uno de los recursos naturales más codiciados por el ser humano. Sin embargo, su elevada demanda, baja eficacia para explotarla y teniendo presente que una mínima parte es apta para el consumo, hacen cada vez más escaso este recurso, lo que exige acciones para aprovecharla al máximo y mitigar los impactos de su utilización.
Para 2050, una de cada cuatro personas se verá afectada por la escasez de agua. La cifra en sí misma da un panorama acerca de la complicada situación de este recurso que, según el Pnud, en la actualidad afecta al 40% de la población mundial. Hoy se estima que casi 3.000 millones de personas (cerca de 60 veces la población de Colombia) no tienen cómo lavarse las manos.
Sin embargo, aunque el agua es fundamental para la seguridad alimentaria, el valor que se le otorga en el contexto de la producción agrícola suele ser bajo, particularmente si lo evaluamos desde una perspectiva económica, en la que solo se tiene en cuenta el valor generado con respecto al agua utilizada. Pero olvidamos que el crecimiento demográfico y los efectos del cambio climático son variables que la amenazan cada vez más.
La agricultura es el sector que mayor demanda tiene de este recurso. En Colombia, el cultivo que más agua dulce consume es el café con un 22%, seguido por el maíz (13%), el arroz (12%) y la caña (11%). Por esta razón, dentro de la estrategia para mejorar su uso en las fincas es necesario involucrar dos factores críticos: las personas y la tecnología.
Es fundamental que los agricultores colombianos utilicen técnicas de riego eficientes en sus campos de cultivo, pues los sistemas ineficientes, como por inundación o rodado, llegan a desperdiciar hasta el 30% del agua. En su lugar, los sistemas de riego por goteo permiten reducir hasta un 31% el consumo de agua por tonelada de cultivo.
Un sistema de riego más eficiente, como el fertirriego, trae beneficios en cuanto a ahorro de agua y también en sostenibilidad ambiental. Esta técnica utiliza fertilizantes solubles en agua que son aplicados directamente a las plantas, lo cual contribuye a que los productores optimicen el uso de este recurso y de los fertilizantes.
En materia de sostenibilidad ambiental, este tipo de tecnificación de la agricultura también ayuda a mejorar la calidad y salud del suelo, pues de acuerdo con la FAO, aproximadamente el 30% de los campos de cultivo que utilizan un método de riego ineficiente pueden verse gravemente afectados a causa de la salinización de las tierras, lo cual reduce su aprovechamiento.
En línea con todos los esfuerzos que se realizan de cara a potenciar este recurso natural, vale la pena que todos los actores involucrados en la cadena de producción de alimentos reconozcamos la urgencia de tomar acciones drásticas para garantizar su adecuado uso, teniendo en cuenta la crisis mundial por su escasez.
Bajo el tema “Valoremos el agua”, Naciones Unidas busca generar un debate público sobre el valor que otorgamos a este elemento en todos sus usos. En Yara, nos sumamos a esta causa y estamos convencidos de que todos los actores en la cadena de alimentos debemos promover acciones que ayuden a preservar este recurso, para alimentar el mundo de manera responsable y proteger el planeta.